Por Karina Elián Salinas
“EL ARTE EVOCA EL MISTERIO. SIN MISTERIO EL MUNDO NO EXISTIRÍA”
Con una infancia un tanto complicada el pintor “René Magritte”, figuró dentro del movimiento surrealista con una vasta producción de obras, algunas de ellas expuestas en los principales museos a nivel mundial.
Con tan sólo 14 años, su madre se suicidó ahogándose en un río, evidentemente este hecho traería consigo tensión dentro de su familia. Por lo cual René encontró en el dibujo un gran refugio a lo que le atormentaba.
Sus trabajos dentro del arte lo llevaron a ser catalogado como uno de los pintores más prolíficos en su país natal; Bélgica. Convirtiéndose además en una gran influencia para decenas de artistas visuales, y dejando un legado importante dentro del gremio.
LA GUERRA Y SUS ESTRAGOS
Una de las bases de su trabajo sobre el lienzo fueron sus vivencias durante la Segunda Guerra Mundial, lo que le hizo reformular tanto sus convicciones políticas como ideológicas para llevar el arte hacia otro hemisferio dentro de tiempos de crisis.
Su transformación creativa fue tan afectada que se reflejó en una sensación de inestabilidad constante en sus obras, vivida durante la ocupación alemana en Bélgica.
A inicios del año pasado, el artista contó con una exposición relevante en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, en donde una de las curadoras del evento manifestó que deseaba que quienes no conocían a Magritte descubrieran a un pintor que los hiciera cuestionar su entorno y a quienes ya lo conocían, los invitaba a que se atrevieran a ver una faceta distinta del mismo.
En dicha muestra los espectadores se adentraban a un mundo que exponía las preocupaciones de René, por ejemplo que la producción artística pueda ser la solución a un problema, reforzándolo con muestras de cuadros que implican el proceso de pintar.
Por otro lado, al mostrar a la sociedad de la postguerra, buscó enaltecer objetos cotidianos, haciendo pinturas con hipertrofia, en las que se ven rocas, manzanas y peines.
Y también sus famosas piezas en donde imprime hombres con bombín como una especie del alter ego.
El toque misterio y mágico son la pieza clave para cada una de las pinturas de René Migratte quien en todo momento desafían nuestra idea de temas como el espacio y tiempo, así como de la realidad.