Lejos de los grandes escenarios que pisó a lo largo de su carrera y del glamour que le rodeó en su brillante trayectoria, Ronaldo de Assis Moreira, mejor conocido como Ronaldinho, pasó su cumpleaños número 40 en la cárcel, preso en Paraguay por tratar de ingresar al país sudamericano con un pasaporte falso y bajo investigación por presunto lavado de dinero.
Y aquí es cuando uno se pregunta ¿que necesidad tenía el mejor jugador del mundo entre 2005 y 2006 de utilizar un documento apócrifo? y también cuestionar ¿que ha hecho Ronaldinho con su vida y con todo el dinero que cobró en clubes como el Gremio, Paris Saint Germain, Milán, Barcelona, Flamengo, Querétaro y Atlético Mineiro?
Para algunos como nosotros que disfrutamos día a día del futbol y de la calidad de sus figuras, es una enorme tristeza ver como el genio brasileño se ha dejado influenciar por un entorno totalmente negativo y lleno de mentiras, dónde su propia familia, sus hermanos y muchos supuestos amigos, se han aprovechado de él y de su nombre. La Juez ya lo había liberado, sin embargo días después reaprendido. La Juez lo detuvo nuevamente por que confesaron algunos de los que elaboraron los documentos falsos. La Juez creé que Ronaldinho está metido en lavado de dinero y las investigaciones continuan, también le nego el derecho de llevar el juicio en arraigo domiciliario y negó la fianza, refiriendo que podría escapar.
Hoy encerrado en espera de un juicio, como todo un delincuente, sin escrúpulos ni vergüenza, Ronaldinho y su gente, comerán pastel y recibirán abrazos de felicitación con los beneficios que su fama y su prestigio le han ayudado a conseguir y que él mismo se ha encargado de tirar a la basura muchas veces.
Hoy, a diferencia de los miles que le han aplaudido desde la tribuna de un estadio de futbol, son solamente 25 presos los que le acompañan mientras espera conocer su futuro.
La penosa situación actual del habilidoso y talentoso ex-futbolista es una dura lección para alguien que creyó (porque nadie le dijo nunca que estaba mal) que podía hacer lo que se le daba la gana sin consecuencia alguna.
Ronaldinho ha tenido seguramente, sin lujos, sin juergas, sin desvelos, sin despilfarros y sobre todo sin aquella sonrisa que siempre le acompañó, el tiempo suficiente para reflexionar y pensar que es lo que puede todavía hacer en su vida y cómo puede aprovechar los dones con los que nació para beneficiar a otros y no solamente a sí mismo o a quienes lo han exprimido por interés y que seguramente desaparecerán cuando no haya nada que ganar a su lado.
La decisión será solamente suya…
