Por René Sánchez
El futbol femenino ha despertado tal interés en todo el mundo que la FIFA ha recibido una cifra récord de postulaciones para la organización del Mundial del 2023.
Hasta el 13 de diciembre se han recibido cuatro candidaturas oficiales y algunas más estarían por registrarse en los próximos días, pero las Federaciones que ya dieron el primer paso entregando completo el cuaderno de cargos y requisitos son las de Colombia, Japón, Brasil y una conjunta entre Australia y Nueva Zelanda.
Para los meses de enero y febrero del 2020 una Comisión de la FIFA comenzará las visitas de inspección y evaluación de condiciones para después entregar la evaluación correspondiente al Consejo del máximo organismo que decidirá al ganador y lo designará como sede de la justa femenina de categoría mayor del 2023 en su sesión del mes de junio que se realizará en Adís Abeba, la capital de Etiopía.
Vale la pena recordar que la del 2023 será la primera Copa Mundial femenil con 32 selecciones participantes por lo que las obligaciones del país anfitrión serán mayores en todos los rubros: económico, social, de seguridad, transporte y logística, infraestructura y de apoyo gubernamental para visados, permisos, impuestos, etc.
Muy importante será también para la FIFA que cualquier procedimiento que se lleve a cabo durante el análisis de las candidaturas sea totalmente objetivo, ético, transparente y sin injerencias de ninguna especie para evitar suspicacias que dejen alguna duda sobre la decisión final del Consejo que será por supuesto inapelable.
Otro aspecto que será determinante es el cuidado y respeto a los derechos humanos en el país elegido, un tema que ha fallado en anteriores elecciones.
México y su Federación que pensaron en algún momento presentar un proyecto decidieron finalmente no hacerlo por ahora porque las condiciones no están dadas para ello, por lo que tal vez se busque primero una candidatura para una categoría femenil menor.