Dentro de la sincopa hubo alguien que deseaba darle un nuevo rumbo a las notas y generar una especie de jazz-rock, dando como resultado que por vez primera los sonidos eléctricos se fusionaran de lleno con las notas jazzísticas.
¿Y quién más para aventurarse de esta forma?, que la leyenda de la trompeta Miles Davis, quien en la década de los setenta lanzaba un singular título “Bitches Brew”, editado por Columbia.
Este trabajo melódico se convirtió en el primer disco de oro para Davis, en este proyecto apostó por dar un cambio radical a lo que antes había tocado, desde el arte de la portada podemos observar y sentir los tonos eclécticos del intérprete, no por nada en una ocasión el propio Miles se describió como “el hombre que cambió el rumbo de la música cinco o seis veces”.
Una de las tantas características que hace tan emblemático este trabajo, es el perfecto ensamble de la banda que acompañaba al trompetista, conformada por un puñado de talentosos músicos como el baterista Tony Williams quien era un estrecho colaborador de Davis, y él cual además describió el álbum como: “Una música abstracta y cromática, pero con un fuerte pulso de rock”.
Y resaltando de nuevo el arte de este material psicodélico, este mismo corrió a cargo del artista alemán Abdul Mati Klarwen, quien también estuvo presente en el artwork de “Abraxas”, de Carlos Santana, uno de los más grandes admiradores del trabajo de Miles Davis en el terreno del rock. Incluso en el documental “A Different Kind of Blue”, del 2004, el guitarrista refrenda su opinión al decir que el Davis de esta época estaba “abrazando el futuro”.