Por René Sánchez 

Ayer se mencionaba mucho su nombre después de que LeBron James lo rebasara como tercer máximo anotador histórico de la NBA y hoy el destino jugó en su contra y apagó su vida. 

Kobe Bryant perdió la vida en un terrible  accidente aéreo, como mueren las estrellas, de manera trágica, inesperada y en la plenitud de su vida, porque a pesar de que ya estaba retirado del basquetbol, tenía apenas 41 años y muchos sueños todavía por cumplir. 

Nacido en Filadelfia Kobe mostró desde niño sus habilidades para el deporte y su gran estatura (1.98) lo llevó a brillar muy pronto en el basquetbol, para el que tenía facultades extraordinarias como la movilidad, la puntería y sobre todo una capacidad fuera de lo común para flotar en cada salto que daba.

Siendo hijo de un exjugador de la NBA no era difícil pensar que seguiría el mismo camino, aún y cuando se mudó muy joven a Italia con su familia porque su padre continuó su carrera por allá.  

A los 13 años regresó a los Estados Unidos y comenzó a crecer en las duelas del Instituto Flower Merion, donde mejoró en poco tiempo las cifras de otra gran figura como Wilt Chamberlain y sin pasar por la Universidad (sólo 6 jugadores lo han logrado) llegó a la NBA en el Draft de 1996, como la selección número 13 de la primera ronda que le correspondía a los Hornets de Charlotte, equipo que cometió el peor error de su historia al negociarlo con los Lakers de Los Angeles dónde se volvió un ídolo por su manera de ser y por su calidad en el juego. 

Ahí lo ganó todo; Cinco títulos, siete premios como el Más Valioso (entre temporada regular,  playoffs y en duelos All-Star), dieciocho nominaciones al Juego de Estrellas, además de múltiples récords como máximo anotador en un año, siempre integrando los equipos ideales (las mejores quintetas tanto en ofensiva como en defensa). 

Hasta en su retiro dejó huella, logrando 60 puntos en su último partido, una marca aún vigente, así como el ser el único jugador cuyo equipo (Los Lakers) retiró de circulación dos números utilizados por él, el 8 y el 24, detalles que convierten su historia en algo increíble y fascinante, incluyendo sus dos medallas de oro, en los Juegos Olímpico de Pekín 2008 y en Londres 2012 con el equipo de los Estados Unidos, nación entera que hoy le llora por lo que fue dentro y fuera de la cancha. 

Kobe Bryant provocaba grandes emociones al verle jugar y hoy ha provocado mucho dolor y todo un shock con su sorpresiva muerte. 

Descanse en paz “Black Mamba”. 

 Gianna, hija de Kobe Bryant, de 13 años, también falleció con el basquetbolista este domingo.

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