Por Karina Elián Salinas
Seguramente coincidimos en la idea de que no hay mejor testigo que albergue nuestros más preciados recuerdos, que una fotografía.
Cualquier momento por pequeño que sea, queda ahí palpable para cuando queremos revivirlo. Pues bien, ¿Qué sucede si queremos revivir a la música en imagen?
Recordando a otro de los amantes de la cámara quien también ha quedado impactado por el jazz en su lente, podríamos responder nuestra duda.
Nos referimos al trabajo de Juan Carlos Hernández, quien dedica parte de su trabajo justamente a perpetuar la imagen de la sincopa.
Sus primeros pasos en el arte fotográfico iniciaron en la década de los ochenta, y contando con solo 18 años se convierte en constante observador de imágenes jazzísticas tanto en clubes como festivales.
Para el 2004, el artista realiza su primera fotografía jazzística, pero el resultado no fue nada satisfactorio para el mismo Juan Carlos, pues decía que: “eran muy malas fotografías”…
Al poco tiempo y sin darse cuenta, fue entrando al terreno de la fotografía musical, exponiendo su trabajo con una galería denominada “Jazz en Suiza”, para la revista francesa “Jazz Magazine”.
En Enero del 2007, el artista decide viajar a New York, donde permaneció cinco semanas como fotógrafo local, trasladándose por diversos clubes noche tras noche, cubriendo hasta cuatro conciertos por día.
En este lugar conocería a uno de sus grandes ídolos: el músico y compositor “Ornette Coleman”, con quién logro trabajar de cerca dirigiendo una de sus sesiones fotográficas, dicho encuentro sería titulado por el fotógrafo como “surreal”.
Otro sueño de Juan Carlos se vería realizado durante un concierto en Ginebra, cuando conoce a “Sonny Rollins”, llevándolo a realizar la contraportada de uno de sus dvd´s, además de un calendario con imágenes del intérprete, que él mismo Rollins eligió.
Otro de sus grandes aciertos fue “Estelas del Jazz”, libro donde de la mano de la escritora andaluza “Belén Carmona”, colocó 123 fotografías de músicos conocidos (y otros no tanto).
Ya sea para revivir instantes jazzísticos o para recordar eventos que nos dejan huella, las fotografías forman parte de nuestra vida, dándonos la muestra de que el poder de las imágenes trasciende de manera indescriptible.
