Björn Borg es una de las grandes figuras históricas del tenis profesional. El sueco, que impacto al mundo del deporte blanco en la década de los 70’s y principios de los 80’s con su estilo de juego sobrio, pensante y sumamente efectivo, se convirtió, antes de su prematuro retiro a los 26 años, en ídolo de muchos jóvenes y niños que adoptaron su inconfundible “look”, con su larga cabellera blonda atrapada por su inseparable cinta elástica.
Hoy Björn, ganador de 96 torneos, 6 de Roland Garros, 5 en Wimbledon y 2 Masters, ya tiene 63 años y su hijo Leo de solamente 16, ha empezado a llamar la atención no solamente por su apellido ilustre o por su indiscutible calidad heredada, sino porque logró que su ídolo, el español Rafael Nadal, lo ayude a entrenar en su Academia ubicada en Manacor, dónde el retoño de Borg cuenta con una beca.
Antes de la suspensión de actividades por la pandemia del covid-19, Leo Borg disputó una final de Torneo Challenger en Bérgamo, Italia (en febrero) y la perdió ante Chun-hsin Tseng de Taiwán (Campeón Jr. de Wimbledon y Roland Garros en 2018) y ese fracaso detonó en el hijo de la estrella escandinava el deseo de trabajar con mayor exigencia y aprender nuevos secretos con una de los mejores raquetas de la actualidad.
El plan de entrenamiento de Leo, cuando se puedan reanudar la práctica de los deportes y los viajes internacionales, consistirá en trabajar dos semanas en Mallorca con Rafael Nadal y alternarlas con otras dos semanas de trabajo en Gotemburgo, dónde vive y reside la familia Borg.
Otros jóvenes valores del tenis que hoy acuden a la Academia del número 2 del ranking mundial ATP son el noruego Casper Ruud (campeón 2020 en Buenos Aires) y el catalán Jaume Munar, 90 en la clasificación.