Por Karina Elián Salinas
En esta ocasión en nuestro recorrido por el mundo literario, recordaremos a uno de los grandes íconos de la literatura universal para quién “tradición y originalidad”, significaron la característica primordial en sus creaciones, me refiero a “Carlos Fuentes”.
Nacido en Panamá, tuvo una infancia cosmopolita debido al trabajo de su padre quién era diplomático, viviendo en lugares como Panamá, Ecuador, Uruguay y Brasil entre 1928 y 1934.
Llegó a México en su adolescencia donde radicó hasta la mitad de los años sesenta. Durante su estancia en éste país Carlos Fuentes ingresó a la “Universidad Nacional Autónoma de México”, para estudiar la carrera de Derecho, abandonándola tiempo después para adentrarse en el periodismo.
A partir de 1950 viajó por distintos países de Europa, para regresar dos años después a México donde fundó y dirigió el “Departamento de Relaciones Culturales de la Secretaria de Relaciones Exteriores”, además de crear la “Revista Mexicana de Literatura” junto a Octavio Paz y Emmanuel Carballo.
En 1954 Fuentes publicó su primer libro titulado “Los días enmascarados”, un conjunto de cuentos en donde relató el pasado indígena y en 1962 publicó la novela “La muerte de Artemio Cruz” y la emblemática “Aura”, en la cual expresó de forma significativa a personajes envueltos en dos temas trascendentes; la muerte y el deseo.
Su trayectoria literaria se reflejó en novelas, cuentos, guiones de cine y obras de teatro, otorgándole diversos reconocimientos entre ellos “El Premio Nacional de Literatura” y el “Príncipe de Asturias de las Letras”, al igual que desempeño un papel importante dentro de la crítica literaria.
Podemos apreciar en sus creaciones la importancia que el autor dio a la identidad mexicana, un sello que sin duda nos otorga una gran herencia cultural y que marcará a futuras generaciones al descubrir las obras creadas por la pluma de Carlos Fuentes.