Sumida en la mediocridad desde hace varios años e incluso tocando fondo, la icónica escudería británica Williams Racing, que estrena dueño en Dorilton Capital, intenta cambiar y revolucionar todo para la temporada 2021 y volver a los primeros planos y eso fue evidente al momento de presentar su nuevo monoplaza, el FW43B.
El equipo todavía con sede en Silverstone pero con nuevas oficinas ya en Estados Unidos, que no es campeón de la Fórmula Uno desde 1997, desde hace 23 años, empezó por sus colores, dejando atrás la predominancia del blanco y llenando de azul, en dos diferentes tonalidades, su atractivo modelo que en la nariz si muestra un pequeño espacio blanco.
En la última década Williams vivió una imparable y vergonzoza decadencia debido a una crisis económica y de talento al interior que los llevó de ser tercer lugar en el campeonato de pilotos entre 2014 y 2015 hasta el último lugar de la parrilla en las dos últimas temporadas, 2019 y 2020, en las cuáles además de múltilples abandonos por fallas mecánicas o de sus pilotos, nunca contó con un auto verdaderamente competitivo en cuanto a potencia o resistencia y la consecuencia fue sumar solamente un punto en esos dos años y ninguno en el más reciente.
Ya sin la familia Williams al mano, el nuevo propietario decidió mantener en el volante para la próxima temporada a los mismos pilotos que ya estaban, una nueva oportunidad para el canadiense Nicholas Latifi y el británico George Russell, pero ahora los dos bajo el asesoramiento del recién contratado Jenson Button.